Escribir sobre gente que admiro es una terapia contra la desgana; es inspiración contra el hastío. Y nada de pinterest… eso también.
Hoy os cuento de Alice Baber (1928 – 1982) y de como mujeres como ella cambiaron el mundo.
Conocida sobre todo por su faceta dentro del expresionismo abstracto como pintora y litógrafa; Alice Baber también estudio mucho y pintó sin parar. Pero lo que más hizo fue viajar. Siempre dijo que se sentía nómada, e incluso cuando tenía residencia establecida, se pasaba más de la mitad del año viajando.
De pequeña se trasladó a Florida huyendo de los inviernos a causa de su mala salud. Y debió ser esa luz que encontró la que la acompañó hasta el final. No hay más mirar su obra y entenderlo. Estudió y vivió en Paris, viajó por toda Europa y en el ´64 se encontró con Japón. Otro punto de inflexión. Visitó la India e Irán en los ´70.
Hace poco escuché decir a Rosa Montero que lo mejor es que los escritores no vivan de sus obras, o que no dependan de ello. Porque así son realmente libres para crear. Baber se dedicó a escribir sobre arte para mantenerse. Y pudo vivir. Me pregunto si ahora algo así es posible.
Se dedicó a explorar las infinitas variaciones de composiciones de forma y color. Todo un placer encontrarse con ella.
¡Buena semana!